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Gipuzkoa


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Estructura de la población

Demografía. La población

Otros apartados de demografía.

El equilibrio es, en principio, la nota característica de la composición por sexo de la población de Gipuzkoa en su conjunto. En 2005 la ratio V/M -razón de proporción entre varones y mujeres- equivale a 0,97, esto es, 97 varones por cada 100 mujeres, una cifra similar a la correspondiente al Estado, ligeramente superior al conjunto de la CAE o de Bizkaia -95/100- pero sin alcanzar el 98/100 de la población de Araba.

 

 

COMPOSICIÓN POR SEXO DE LA POBLACIÓN DE GIPUZKOA
  HOMBRES MUJERES TOTAL
TOTAL: 338.579 350.190 688.769
% 49,16 50,84  

Datos a 31-12-2004. Diputación Foral de Gipuzkoa

 

Este ligera inferioridad masculina en la relación biológica entre sexos es equiparable a la situación general de las regiones del occidente europeo y se sustantiva en base a dos factores: la mayor esperanza de vida de la mujer, responsable de la acumulación neta de mujeres en edades avanzadas por una parte, y por otra, a la baja natalidad, característica o rasgo biológico muy consolidado en nuestra realidad actual. Cuando los nacimientos son numerosos puede haber una cierta compensación del factor anterior puesto que, como es sabido, nacen más niños que niñas.

 

Gipuzkoa comienza el siglo XXI como una sociedad dominada por población madura y de edades avanzadas, en la que escasean los jóvenes (hay 12,4 personas mayores de 65 años por cada 10 jóvenes); su situación puede asimilarse a la de gran parte de los países y regiones europeas que han concluido el proceso de transición demográfica; en estos países el envejecimiento descansa en gran medida en la longevidad alcanzada por su población y es también, como en nuestro caso, signo de modernización y de progreso en los niveles de bienestar social; pero a diferencia de éstos, Gipuzkoa -y por extensión la CAE-, han llegado a alcanzar umbrales más extremos y de forma brusca, pasando en pocos años de ser una sociedad joven a los rasgos de envejecimiento señalados, mientras la sociedad de Europa occidental declinaba progresivamente en términos de edad.

 

En el transcurso de veinte años Gipuzkoa ha terminado por alinearse junto al país más viejo del mundo, Italia, cuya población joven apenas logra representar el 15% del total, y cerca de los países escandinavos con respecto al colectivo de la tercera edad (18%) en lo que ostentan el nivel mundial más elevado; la gran diferencia de estos países es que su envejecimiento está retrocediendo gracias a la reciente recuperación de la fecundidad, de suerte que los menores de 15 años representan el 19% , es decir, seis puntos por encima de Gipuzkoa.

 

La silueta de la pirámide de población está marcada por los episodios y factores de mayor incidencia demográfica. Destaca como rasgo significativo el mayor peso de la población femenina en la parte alta de la pirámide: los hombres dejan de ser mayoría en las generaciones nacidas en el quinquenio 1940-44, y a partir de esa edad, se produce una inversión en la ratio V/M, con una progresiva acumulación al otro lado de la figura que acentúa el ensanchamiento de la cúspide de la pirámide provocada por el envejecimiento.

 

Gráfico que describe la estructura de la población masculina y femenina durante el siglo XX

Gráfico que describe la estructura de la población masculina y femenina durante el siglo XX

 

El perfil de la pirámide todavía deja patente el estrechamiento provocado por la caída de la natalidad en la guerra civil, estrechamiento que afecta con parecida intensidad a hombres y mujeres y que se hace más acusado por efecto del contraste existente entre estas generaciones de 66-69 años y las inmediatamente anteriores nacidas en vísperas del conflicto bélico, con tasas de natalidad elevadas; contraste que no se hace tan evidente en relación a las generaciones postbélicas, ya que la recuperación de la natalidad al terminar la guerra no fue ni espectacular ni prolongada. En cualquier caso, la incidencia demográfica de esta etapa de crisis ha quedado difuminada a lo largo de los años, en particular, por el efecto compensatorio de la inmigración.

 

Más que a una pirámide, la figura evoca un árbol frondoso - estrechamiento muy acusado en la base y desarrollo de la parte más alta- asimilado en sus rasgos generales al prototipo perfecto de las poblaciones envejecidas y, como rasgo propio, con un engrosamiento especialmente llamativo en las generaciones de 30 a 45 años, el baby boom de los sesenta y primeros setenta, generalizable al conjunto del Estado.

 

Bajo el efecto de la posterior caída de la natalidad, las estructuras por edades asumen su envejecimiento, por disminución progresiva del número de jóvenes según el mecanismo descrito por A. Sauvy bajo la fórmula "crecer o envejecer", que se pone en marcha a partir de las generaciones integradas en la pirámide con veinte años (nacidos en 1976); las generaciones siguientes, hasta la nacida en 1987, marcan el proceso de disminución de la natalidad, pero en las siguientes se produce ya una estabilización en el número de nacimientos.

 

 


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